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Institucional:

Nuestra Historia…

El Instituto Cervantes F/63, fue fruto del entusiasmo de una sociedad integrada por 2 jóvenes tucumanos con deseos de emprender una empresa dedicada a la educación. Ellos eran los contadores Dante Bravo, Ángel Usandivaras. Con la capacidad y empuje del Cdor. Dante Bravo, se pudo obtener la autorización para funcionar, con todos sus cursos subvencionados. Comenzó a funcionar como academia de capacitación en 1983, en un local ubicado en calle Entre Rios 70 de esta ciudad.

La academia se dedicaba a preparar alumnos que asistían al Bachillerato Libre para Adultos (rendían examen en el Colegio Nacional) y a dictar cursos de capacitación sobre Mecanografía y Secretariado Comercial. Esta actividad sirvió, entre otras cosas, para ir formando a un grupo de profesores identificados con los objetivos de la sociedad; y también, para ir adquiriendo el mobiliario y la documentación necesarios para dar el siguiente paso.

Ese paso era lograr la incorporación del Instituto a la Enseñanza Oficial. Para ello, se dispuso que el Cdor. Dante Bravo gestionara ante la S.N.E.P. (Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada) la incorporación.

A fines de 1983 llegó la autorización de la SNEP para matricular para el período lectivo 1984. Comenzaba el gran desafío. En un hecho casi inédito el Instituto estaba autorizado a inscribir alumnos para 1º, 2º y 3º año ciclo básico común en los turnos mañana y noche.

A principios de 1984 el Instituto se trasladó hacia una vieja casona ubicada en 24 de Setiembre 762, es decir en pleno centro de la ciudad. Allí comenzó a funcionar como un establecimiento educativo privado, incorporado a la enseñanza oficial. Podemos decir que el Instituto nació con el regreso al orden constitucional de nuestro país, luego de los oscuros y trágicos años de la última dictadura militar.

Así comenzamos a trabajar. Los primeros tiempos fueron duros, se sumaba la falta de experiencia de la mayoría de los docentes y el bajo sueldo que cobraban, ya que no se percibía el Aporte Estatal.

Pese a los problemas económico-financieros, los primeros tiempos fueron muy fructíferos. Aprendimos a contener y a controlar a los alumnos y, lo más importante, los docentes y los estudiantes se identificaron con la institución. La participación en torneos deportivos ayudó mucho en este aspecto. En 1986, el Instituto Cervantes logró ganar las Olimpiadas de Institutos Privados, evento organizado por el Instituto Norte Argentino, hecho que enorgulleció a la comunidad educativa cervantina de pertenecer a esta joven institución. También, sirvieron para fortalecer la relación establecimiento-docentes-familias-alumnos, la organización de salidas de estudios y de reuniones de camaradería.

Al poco tiempo nos trasladamos a nuestro actual domicilio en Crisóstomo Álvarez 1034, siempre en el centro de la ciudad.

Atrás quedaba el “viejo” Cervantes, envuelto en momentos inolvidables. En esa antigua casona aprendimos a desenvolvernos como docentes. Hoy es una playa de estacionamiento, pero esas 2 palmeras que sobrevivieron nos saludan con melancolía, cada vez que pasamos por allí.

En 1993 se produjo la transferencia de los servicios educativos nacionales a las respectivas provincias, de acuerdo a la Ley Federal de Educación. Fue un cambio al que nos costó adaptarnos, al menos a nosotros. No sólo eran personas distintas, sino otro sistema de trabajo y, además, los trámites se podían realizar con mucha más agilidad.

Durante los siguientes años nos ocupamos de ir preparando al personal para la implementación de la reforma educativa de la Ley Federal de Educación.

Asimismo, el Cdor. Dante Bravo, era el Representante Legal, hasta la fecha. En los años recientes varios docentes se alejaron de la institución por haberse acogido a la jubilación y por haber ingresado en la enseñanza oficial estatal.

Con la implementación de la nueva reforma educativa basada en la ley Nacional de Educación llegamos a las Bodas de Plata del Instituto Cervantes. Hecho muy especial para cualquier institución, ya que le permite reflexionar sobre lo vivido durante 25 años. Será muy importante el análisis que se haga, evitando repetir los errores cometidos y fortaleciendo los aciertos que son los que permiten crecer. Es la única forma de llegar a los 50 años de existencia.